Por qué se atascan las persianas

Por qué se atascan las persianas

Las persianas para ventanas son un elemento imprescindible en cualquier hogar: regulan la entrada de luz, aportan privacidad y también ayudan al aislamiento térmico y acústico. Sin embargo, con el paso del tiempo pueden presentar problemas de funcionamiento, siendo uno de los más comunes el atasco.

Un atasco puede deberse a múltiples factores: piezas desgastadas, acumulación de suciedad, mala instalación o incluso restos de materiales de obra que dificultan el movimiento. En algunos casos, el problema puede resolverse fácilmente; en otros, será necesario contar con un profesional.

¿Qué partes de la persiana suelen causar un atasco?

Para entender por qué se atascan las persianas, conviene repasar las piezas principales que forman parte del sistema:

●       Cinta o cordón: con el uso se desgasta, se deshilacha o se sale del recogedor, provocando que la persiana no suba ni baje correctamente.

●       Guías laterales: son los carriles por donde circulan las lamas. Si acumulan suciedad, restos de polvo o algún objeto extraño, el movimiento se bloquea.

●       Eje de enrollamiento: aquí se enrollan las lamas cuando la persiana se sube. Si el eje está dañado, desalineado o mal engrasado, la persiana puede atascarse en mitad del recorrido.

●       Lamas: una lama doblada o rota también puede interferir en el movimiento normal.

Identificar la zona exacta del problema es el primer paso para dar con la solución adecuada.

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¿Cómo identificar si el atasco es mecánico, por suciedad o desgaste?

Los atascos no siempre tienen el mismo origen. Distinguir la causa facilita la reparación:

●       Atasco mecánico: suele estar relacionado con el eje o con las lamas. Se detecta cuando la persiana queda bloqueada en un punto fijo del recorrido y no responde al tirar de la cinta.

●       Por suciedad: el polvo, la humedad o incluso restos de materiales de obra pueden acumularse en las guías. Esto es común cuando se han hecho reformas y no se ha protegido la ventana, por lo que es esencial saber cómo quitar plástico o silicona seca del aluminio sin dañarlo, ya que estos restos suelen afectar al movimiento de la persiana.

●       Por desgaste: si la cinta está vieja, se desliza mal o se atasca en el recogedor, el origen es claramente el paso del tiempo y la falta de mantenimiento.

¿Qué métodos aplicar para liberar la persiana sin dañarla?

Antes de forzar el mecanismo —lo cual puede empeorar la situación— conviene aplicar algunas soluciones sencillas:

  1. Revisar y limpiar las guías: pasar un cepillo pequeño o una aspiradora ayuda a retirar polvo y partículas. Si hay restos de silicona o adhesivos, conviene retirarlos con cuidado.
  2. Lubricar el eje y las guías: un lubricante específico (no aceite de cocina) permite mejorar el deslizamiento de las lamas.
  3. Comprobar la cinta: si está deshilachada, conviene reemplazarla cuanto antes para evitar mayores daños.
  4. Alinear las lamas: en caso de que una lama se haya salido del carril, recolocarla puede resolver el atasco de forma inmediata.

Si el atasco está relacionado con restos de obra, como plásticos o adhesivos, es recomendable aprender cómo quitar plástico o silicona seca del aluminio sin dañarlo, empleando productos específicos o métodos suaves que no deterioren las guías.

¿Cuándo es mejor acudir a un profesional?

Aunque muchos atascos tienen una solución sencilla, hay situaciones en las que lo más recomendable es recurrir a un especialista:

●       Cuando la persiana queda bloqueada en la parte superior y no se puede acceder al eje.

●       Si el eje de enrollamiento está dañado y requiere desmontaje.

●       Cuando varias lamas están rotas o desalineadas.

●       Si se trata de persianas para ventanas motorizadas, en cuyo caso el problema puede estar relacionado con el motor o el mando.

Un técnico no solo solucionará el atasco, sino que también revisará el sistema para evitar futuros problemas.

Las persianas son un elemento práctico y decorativo, pero con el tiempo pueden sufrir atascos. Estos suelen deberse al desgaste de la cinta, a la acumulación de suciedad en las guías o a problemas en el eje de enrollamiento.

Con un poco de mantenimiento —limpieza periódica, lubricación y cuidado de los materiales— se pueden prevenir muchos de estos inconvenientes. Y cuando el problema excede lo básico, contar con un profesional es la mejor decisión para prolongar la vida útil de las persianas para ventanas.

 

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